Mientras los mercados estadounidenses permanecen cerrados por el festivo, la tranquilidad brilla por su ausencia entre los inversores. Un rumor explosivo sobre los principales clientes del pionero en IA provocó ventas de pánico y una notable volatilidad justo antes de la pausa por el Día de Acción de Gracias. La pregunta que sobrevuela los mercados es si el liderazgo de Nvidia amenaza con desmoronarse más rápido de lo previsto o si, por el contrario, la caída fue simplemente una trampa bajista para los inversores más nerviosos.

¿Una amenaza real o un susto pasajero?
El detonante de la reciente turbulencia fue un informe que puso a prueba la confianza de los accionistas. Según las informaciones, Meta Platforms mantiene conversaciones avanzadas con Alphabet (Google) para utilizar sus "Tensor Processing Units" (TPU) en sus centros de datos de inteligencia artificial. El impacto de esta noticia fue significativo, dado que Meta constituye uno de los mayores y más relevantes compradores de chips de Nvidia.
El temor subyacente entre los inversores es palpable: si los gigantes tecnológicos optan por soluciones internas o se vuelcan hacia la competencia, la supuesta ventaja competitiva del dominio hardware de Nvidia podría comenzar a mostrar debilidades. Esta preocupación por una posible disminución en la demanda de sus productos estrella, los H100 y Blackwell, presionó inicialmente la cotización hacia territorio negativo durante la sesión del martes.
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La resiliencia del valor
No obstante, los movimientos impulsados por el pánico suelen ser efímeros. Antes de que comenzara el periodo festivo, el sentimiento del mercado dio un giro notable, permitiendo que muchos inversores aprovecharan los precios más bajos para tomar posiciones. Este cambio de actitud permitió que la acción cerrara la sesión del miércoles en 155,48 euros, mostrando una clara estabilización.
Este rebote técnico transmite un mensaje crucial: el mercado parece estar interpretando la reacción inicial como desproporcionada. A pesar de la volatilidad registrada en el corto plazo –y con una caída semanal de apenas un 0,9%– la confianza en la posición de liderazgo de la compañía en el mercado se está restableciendo.
La perspectiva de los analistas
Los expertos del sector recomiendan no otorgar una importancia excesiva a estos rumores. Aunque Google se está posicionando como un competidor serio, la auténtica fortaleza de Nvidia trasciende con creces el ámbito del hardware. Su ecosistema de software CUDA representa una ventaja competitiva de enorme calado, haciendo que cualquier migración tecnológica por parte de las empresas resulte extraordinariamente costosa y requiera plazos prolongados.
Adicionalmente, la demanda global de infraestructuras de inteligencia artificial es tan abrumadora que Nvidia tiene asegurada la venta de prácticamente cada chip que fabrica en el futuro previsible –incluso si algunos de sus grandes clientes deciden explorar alternativas paralelas. Según el consenso analítico, la narrativa de crecimiento estructural permanece completamente intacta. La sesión de negociación reducida del viernes servirá para confirmar si los compradores han retomado definitivamente el control de la situación.
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