Mientras la Comisión Europea intensifica su ofensiva con multas multimillonarias y exige la escisión del negocio publicitario de Alphabet, Warren Buffett realiza una movida sorprendente: inyecta 4.300 millones de dólares en la compañía. Dos señales diametralmente opuestas que llegan simultáneamente, planteando a los inversores una pregunta crucial sobre qué fuerza predominará en el futuro de la tecnológica.

La tormenta perfecta: presión regulatoria en múltiples frentes
La situación para Google, la filial principal de Alphabet, se complica progresivamente en el ámbito regulatorio. La empresa confirmó el viernes su rechazo categórico a la exigencia de Bruselas de desprenderse de su división de publicidad. Como alternativa, presentó el 13 de noviembre una contrapropuesta que se centra en ajustes técnicos, evitando así una fragmentación estructural.
Este pulso no surge de la nada. En septiembre, las autoridades europeas impusieron una sanción económica de 2.950 millones de euros y reclamaron cambios profundos en la estructura corporativa. Pero el desafío no termina ahí. Paralelamente, se ha iniciado una nueva investigación sobre presuntas prácticas desleales en el posicionamiento de editoriales de noticias dentro de los resultados de búsqueda.
Como si la presión fuera insuficiente, un tribunal berlinés falló el mismo día a favor de dos portales alemanes de comparación de precios, obligando a Google a indemnizarlos con 573 millones de euros. Este caso deriva de un procedimiento antimonopolio iniciado en 2017. La compañía ha anunciado inmediatamente que interpondrá recursos legales.
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La contracorriente: Berkshire Hathaway toma posiciones
En el ojo de este huracán normativo, emerge una noticia que ha captado inmediatamente la atención del mercado: Berkshire Hathaway, el conglomerado dirigido por Warren Buffett, ha establecido una posición completamente nueva en Alphabet durante el tercer trimestre. Esta inversión, valorada en 4.300 millones de dólares, sitúa de inmediato a la matriz de Google entre las diez mayores participaciones en la cartera de la legendaria firma de inversión.
El movimiento resulta especialmente significativo considerando la tradicional cautela de Buffett hacia el sector tecnológico. Aunque la decisión probablemente fue impulsada por sus colaboradores Todd Combs o Ted Weschler, la operación encarna perfectamente la filosofía de inversión de Berkshire: identificar valor a largo plazo donde otros solo perciben riesgo. Esta estrategia contrasta marcadamente con la de otros fondos de cobertura como Bridgewater, que redujeron sus tenencias de Alphabet durante el mismo período.
El duelo de titanes: reguladores versus fundamentales
El escenario queda perfectamente definido. Por un lado, la Unión Europea muestra una determinación férrea por limitar el poder de mercado de Google, sin importar el coste. Por otro, uno de los inversores más exitosos de la historia apuesta decididamente por la capacidad del modelo de negocio —basado en su motor de búsqueda, YouTube, servicios en la nube e inteligencia artificial— para superar estos obstáculos.
El próximo desenlace crucial llegará cuando Bruselas evalúe la contrapropuesta presentada por la compañía. La decisión de si los compromisos técnicos son suficientes o si se insistirá en una reforma estructural determinará la valoración de Alphabet en el medio plazo. Los inversores aguardarán también con expectación los resultados del cuarto trimestre, que se publicarán a finales de enero de 2026, los cuales confirmarán si el negocio operativo mantiene la solidez que Buffett parece anticipar.
