El gigante de los semiconductores, NVIDIA, se encuentra en una encrucijada crítica. A pesar de seguir presentando cifras de crecimiento espectaculares, varios indicios apuntan hacia un posible cambio de tendencia. Por primera vez en una década, su negocio central experimentó una ligera contracción, y sus clientes más importantes ya están desarrollando alternativas. ¿Se está agotando la fiebre del oro de la inteligencia artificial?

Un crecimiento récord con sombras
Los últimos resultados trimestrales parecen, a primera vista, extraordinarios. Unos ingresos de 46.700 millones de dólares en el segundo trimestre, lo que supone un aumento interanual del 56%. El negocio de centros de datos, el verdadero motor del éxito de la compañía, creció un 56%, alcanzando los 41.100 millones de dólares.
Sin embargo, un análisis más detallado revela las primeras grietas en esta fachada de crecimiento imparable. Precisamente en el segmento más crucial, la unidad de Compute & Networking para centros de datos, los ingresos registraron un retroceso por primera vez en diez años, aunque fuera mínimo, de solo un 0,9%. Lo que podría parecer un dato marginal podría ser el inicio de una corrección de mayor calado.
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La dependencia de unos pocos gigantes
Uno de los aspectos más preocupantes es la extrema concentración de su clientela. Casi el 39% de los ingresos del trimestre procedieron de únicamente dos clientes directos. Esta alta dependencia genera una vulnerabilidad significativa para NVIDIA, sobre todo porque esas mismas grandes empresas ya están buscando alternativas para reducir su exposición.
OpenAI, uno de los pioneros más importantes en el campo de la IA, está desarrollando sus propios chips aceleradores de IA en colaboración con Broadcom. Se estima que el volumen de este proyecto podría alcanzar los 10.000 millones de dólares. Paralelamente, otras tecnológicas como Meta y Google también están avanzando con agresividad en sus propios proyectos de semiconductores. El objetivo es evidente: liberarse de la dependencia de un único proveedor dominante.
La apuesta tecnológica: la arquitectura Blackwell
Ante este panorama, NVIDIA deposita sus esperanzas en su nueva arquitectura, Blackwell. Socios clave como Super Micro Computer ya han iniciado las entregas a gran volumen. La cadena de suministro también se prepara para la siguiente generación; el proveedor SK Hynix ha completado el desarrollo de los cruciales chips de memoria HBM4.
No obstante, la duda persiste sobre si estos avances tecnológicos serán suficientes para contrarrestar la creciente competencia y las primeras señales de debilidad en el crecimiento. Desde el punto de vista técnico, con un RSI por encima de 71, la acción ya se considera en territorio de sobrecompra, lo que constituye otra señal de alerta para los inversores.
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