Mientras los mercados estadounidenses permanecen cerrados por el feriado de Acción de Gracias, la actividad especulativa alrededor de Broadcom no se detiene. Dos factores clave están alimentando el optimismo: una revisión alcista significativa por parte de Goldman Sachs y rumores de un acuerdo estratégico en el sector de la inteligencia artificial que podría reconfigurar el panorama competitivo. La pregunta que se hacen los inversores es si el valor está preparado para una nueva fase alcista o si ya ha descontado demasiadas expectativas de cara a la publicación de resultados.

Un objetivo de precio que genera expectación
El impulso inmediato proviene de un contundente movimiento de Goldman Sachs. El analista James Schneider ha elevado su precio objetivo para Broadcom desde 380 hasta 435 dólares, lo que implica un potencial de revalorización de aproximadamente un 13% respecto a los niveles actuales.
La confianza de la entidad financiera se basa en una convicción firme: Broadcom superará las estimaciones del mercado cuando presente sus resultados trimestrales el 11 de diciembre de 2025. Este optimismo se sustenta en la demanda robusta y persistente de dos segmentos: las soluciones de redes para IA y los chips de computación especializados. Goldman Sachs destaca la posición privilegiada de Broadcom en el desarrollo de aceleradores personalizados (XPUs) para los principales proveedores de la nube, un nicho de mercado cuyo crecimiento actualmente eclipsa al del sector semiconductor tradicional.
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Un movimiento estratégico con Meta y Google
Más allá del análisis financiero, un posible cambio tectónico en el sector está captando toda la atención. Según informaciones de mercado, Meta Platforms mantendría negociaciones avanzadas para emplear las "Tensor Processing Units" (TPUs) de Google en sus operaciones de inteligencia artificial.
La relevancia para Broadcom es directa y profunda: la compañía es el partner principal de Google tanto en el diseño como en la fabricación de estos chips. La materialización de este acuerdo desencadenaría dos efectos consecutivos:
- Expansión del volumen: La adopción por parte de Meta dispararía la producción requerida de los chips de Google.
- Competencia con Nvidia: Esta maniobra representaría una diversificación estratégica alejándose de las GPUs de Nvidia, situando a la división de "Silicio Personalizado" de Broadcom en el epicentro de la competencia en IA.
La cuenta atrás para el 11 de diciembre
El mercado ha reaccionado con presteza a este cúmulo de noticias positivas, impulsando el precio de la acción. Cerrando en 342,60 euros, el valor se sitúa en su máximo del último año sin mostrar signos de agotamiento. Tras confirmarse el breakout técnico, el foco se desplaza completamente hacia la cita del 11 de diciembre.
La comunidad inversora aguarda con expectación los detalles que revelen el volumen real de negocio con Alphabet y el estado de la integración de VMware. Si los resultados confirman esta tormenta perfecta de valoraciones analíticas favorables y avances estratégicos, el camino hacia el objetivo de 435 dólares podría quedar definitivamente allanado.
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