Tras una reciente presentación de resultados trimestrales, la acción de Broadcom experimentó una pronunciada corrección que ha despertado inquietud entre los inversores. El foco de la preocupación se centra en una presión inesperada sobre los márgenes, precisamente en su segmento de negocio de inteligencia artificial, el de más rápido crecimiento. Sin embargo, importantes firmas de Wall Street han salido al paso con comentarios que ofrecen una perspectiva distinta y sostienen la tesis alcista sobre el valor.

Un contraste entre crecimiento y rentabilidad
El contexto inmediato a esta fase de debilidad es un informe de cuentas excepcionalmente sólido. Para su cuarto trimestre fiscal, Broadcom reportó unos ingresos récord de 18.000 millones de dólares, lo que supone un incremento interanual del 28%. Este impulso fue liderado por el negocio de semiconductores para IA, que se disparó un 74%. El beneficio ajustado por acción también superó las expectativas del mercado.
No obstante, la reacción bursátil priorizó la rentabilidad sobre los récords de ventas. La dirección de la compañía, en la comunicación del 11 de diciembre, advirtió que el rápido giro hacia los aceleradores de IA personalizados para grandes clientes conlleva márgenes brutos más reducidos. Para el ejercicio en curso, Broadcom anticipa que su margen bruto se contraerá aproximadamente 100 puntos básicos.
Este escenario presenta una dicotomía: un crecimiento de ingresos muy elevado frente a una compresión de márgenes en el núcleo del negocio de IA. Esta lógica de "trade-off" ha generado nerviosismo, al sugerir que el crecimiento de los beneficios podría quedar temporalmente por detrás del de las ventas.
La visión de los analistas: ventaja estructural en IA
Una oleada de informes analíticos publicados el jueves ha tratado de matizar este enfoque del mercado. Harlan Sur, analista de J.P. Morgan, reafirmó su valoración positiva, situando a Broadcom en un papel clave para el crecimiento de los centros de datos. Sus proyecciones para el año fiscal 2026 apuntan a unos ingresos relacionados con IA de entre 55.000 y 60.000 millones de dólares, una cifra colosal comparada con la base actual.
Su argumento subraya que las inversiones de los hyperscalers en infraestructura de IA deberían repuntar el próximo año. Broadcom, firmemente arraigada en este ecosistema, se beneficiaría no de un producto aislado, sino de toda la ola de expansión de los centros de datos.
Bank of America también ha destacado el carácter estructural y a largo plazo del negocio de IA. Su analista, Vivek Arya, incluye a Broadcom como una de sus principales recomendaciones ("Top Pick") para 2026. El cambio estratégico hacia los chips personalizados, desarrollados en colaboración con gigantes como Google y Meta, es considerado fundamental. Estas alianzas representan un motor de crecimiento estable que, según el banco, compensaría con creces la dilución temporal de los márgenes.
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Blayne Curtis, de Jefferies, añade que la demanda en el sector de la IA se está diversificando: desde las GPUs puras hacia los chips personalizados y la tecnología de redes, territorios donde Broadcom tiene una fortaleza tradicional. El consenso analítico pinta un panorama en el que la compañía acepta cierta presión en los márgenes a cambio de capturar una porción mucho mayor del pastel de la IA.
Factores de estabilidad: cartera de pedidos y retribución al accionista
La corrección de Broadcom coincide con una fase en la que todo el sector de semiconductores para IA ha entrado en una etapa de "implementación". Tras la euforia de 2024, los inversores a finales de 2025 examinan con más detalle la rentabilidad de las masivas inversiones en IA. Los valores con márgenes bajo presión a corto plazo son observados con más escepticismo, incluso si su cartera de pedidos es robusta.
Precisamente, la cartera de pedidos es un pilar de estabilidad para Broadcom. El CEO Hock Tan hizo referencia a un backlog de más de 10.000 millones de dólares solo en productos de conmutación (switching). El pedido consolidado total supera los 73.000 millones de dólares, lo que garantiza contractualmente una gran parte de los ingresos esperados para los próximos 12 a 18 meses.
La política de retribución al accionista mantiene también un tono ofensivo. La compañía ha elevado su dividendo trimestral un 10%, hasta los 0,65 dólares por acción, pagadero el 31 de diciembre de 2025. Se trata de la decimoquinta subida anual consecutiva, aunque esta medida no logró frenar la presión vendedora al inicio de la semana.
En cuanto a valoración, la caída ha dejado su huella. Tras la reciente debilidad, el precio cotiza muy por debajo del objetivo medio de los analistas. Mientras la acción cerró ayer en 281,30 euros, el precio objetivo consensuado por las grandes firmas se sitúa en torno a los 468 dólares, lo que implica un potencial de más del 40% sobre el nivel actual en el mercado estadounidense.
Perspectiva técnica y operativa
Desde un punto de vista chartista, el valor muestra debilidad a corto plazo. En los últimos siete días, la acción ha cedido aproximadamente un 8%, y en el horizonte de 30 días la caída ronda el 9%. Así, Broadcom cotiza cerca de un 20% por debajo del máximo de 52 semanas registrado a mediados de diciembre, pero se mantiene claramente por encima del mínimo de abril. La cotización actual se sitúa un 10% por debajo de su media móvil de 50 días, aunque supera en casi un 12% la línea de 200 días, una mezcla que sugiere una debilidad temporal dentro de una tendencia alcista de largo plazo intacta.
Operacionalmente, la compañía se prepara para más crecimiento. Para el primer trimestre del año fiscal 2026, Broadcom prevé unos ingresos de 19.100 millones de dólares, lo que señalaría una continuación de la dinámica positiva. Hasta la próxima presentación de resultados, prevista para marzo de 2026, dos factores marcarán probablemente el ritmo: el sentimiento general hacia los valores semiconductores y nuevas indicaciones sobre los planes de inversión en IA de los grandes proveedores de cloud. Si se confirma que los pedidos de IA se aceleran como se anticipa, existen argumentos sólidos para considerar la fase actual como una consolidación tras una fuerte subida.
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