Los inversores de AMD han experimentado una montaña rusa emocional en los mercados. Tras una semana espectacular donde las acciones acumularon ganancias superiores al 46%, el viernes protagonizaron un violento desplome del 7%. El detonante fue una simple declaración del presidente Trump sobre posibles aranceles a China, que devolvió a la realidad a quienes soñaban con la continuidad del rally alcista.

Una alianza estratégica que cambia las reglas del juego
El origen del optimismo inicial resulta comprensible. El 6 de octubre, AMD anunció una asociación multianual con OpenAI que tiene un potencial revolucionario. La compañía detrás de ChatGPT utilizará hasta 6 gigavatios de las GPUs Instinct de AMD para su próxima generación de inteligencia artificial. Los analistas calculan que este acuerdo podría generar ingresos anuales de miles de millones.
Un aspecto especialmente significativo de este pacto son los warrants que AMD concedió a OpenAI sobre hasta 160 millones de acciones. Si se ejercieran en su totalidad, la empresa de inteligencia artificial obtendría aproximadamente el 10% de AMD. El mensaje subyacente es claro: la compañía se prepara para desafiar directamente a Nvidia y consolidarse como la segunda fuerza dominante en el mercado de chips para IA.
Los vaivenes de Wall Street: de récords a correcciones
La volatilidad ha sido extraordinaria. Después de alcanzar un máximo histórico de 240 dólares al inicio de la semana, las acciones de AMD cerraron el viernes alrededor de 213 dólares. Este retroceso supone un jarro de agua fría para los que confiaban en que el impulso de la inteligencia artificial mantendría su imparable ascenso.
Las declaraciones de Trump sobre nuevos aranceles a productos chinos provocaron el desplome. El temor a un rebrote de la guerra comercial perjudicó especialmente al sector tecnológico, dado que los fabricantes de semiconductores dependen críticamente de las cadenas de suministro globales.
El contraste entre análisis financiero y realidad geopolítica
Resulta paradójico que, simultáneamente al desplome, llovieran comentarios positivos de los analistas. Bank of America confirmó su recomendación de "Compra" y elevó su precio objetivo a 250 dólares. TD Cowen realizó un movimiento aún más ambicioso, aumentando su objetivo desde 195 hasta 270 dólares. Todos estos ajustes responden a la trascendental alianza con OpenAI.
El viernes demostró, no obstante, cuán rápido puede cambiar el escenario. Pese al lanzamiento simultáneo de los nuevos procesadores Ryzen Embedded 9000 de AMD para aplicaciones industriales, los temores arancelarios acapararon toda la atención. Los mercados recibieron un recordatorio crucial: incluso la historia corporativa más prometedora sigue siendo vulnerable a los riesgos macroeconómicos.
La publicación de resultados del tercer trimestre el 4 de noviembre representa ahora la próxima prueba de fuego. Este evento revelará si la división de centros de datos puede cumplir con las elevadas expectativas generadas, o si los fantasmas de los aranceles conseguirán frenar definitivamente el rally de la inteligencia artificial.
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