La actualidad del gigante taiwanés de los semiconductores, TSMC, se mueve entre dos polos opuestos. Por un lado, la fortaleza operativa y la demanda insaciable impulsada por la inteligencia artificial. Por otro, un caso judicial de alto perfil que ha llevado al estado a intervenir para proteger sus secretos tecnológicos más valiosos. La tensión entre crecimiento y seguridad define el momento.

Un crecimiento estructural que supera la volatilidad estacional
Los datos de ventas de noviembre presentan una lectura dual. En comparación con octubre, los ingresos cayeron un 6,5%, una cifra que, lejos de alarmar, responde a ajustes estacionales esperados en los inventarios de sectores como los smartphones y los ordenadores personales.
La perspectiva anual, sin embargo, revela la verdadera potencia de la compañía. Frente a noviembre del año anterior, los ingresos se dispararon un 24,5%. Este impulso acumulado ha elevado las ventas del año a la fecha en casi un 33%, colocando a TSMC en la senda para superar la barrera de los 100.000 millones de dólares de ingresos anuales en 2025.
La demanda de IA mantiene la presión sobre la capacidad
El motor de este crecimiento sigue siendo la expansión de la infraestructura de IA por parte de colosos tecnológicos como Nvidia, Google y Amazon. Los informes del sector confirman que la capacidad de fabricación para el empaquetado avanzado de chips (CoWoS) sigue estando al límite, sin poder satisfacer toda la demanda existente.
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Este escenario fundamenta el optimismo de los analistas. La firma Bernstein elevó significativamente su precio objetivo para los valores que cotizan en Estados Unidos, proyectando para 2026 un crecimiento adicional de los ingresos del 23%. Las previsiones apuntan a que TSMA ampliará masivamente su capacidad de empaquetado hasta finales de 2026, un esfuerzo de capital que no debería mermar de forma severa sus ya sólidos márgenes de beneficio.
La justicia taiwanesa actúa para blindar su ventaja tecnológica
Este panorama positivo se ve parcialmente ensombrecido por una escalada legal sin precedentes. Las autoridades de Taiwán han recurrido por primera vez a leyes de seguridad nacional para defender la propiedad intelectual de su industria estratégica. Según reveló el diario The New York Times, la fiscalía investiga a un exdirectivo de TSMC que, tras más de dos décadas en la empresa, se incorporó a su competidor Intel.
Las acusaciones son graves: presunto robo de información confidencial relacionada con los procesos de fabricación más avanzados, incluidos los nodos de 2 nanómetros, A16 y A14. Las autoridades ya han realizado registros domiciliarios e incautado material informático. En un movimiento paralelo, se ha imputado a la filial taiwanesa de Tokyo Electron, marcando la primera acusación contra una empresa bajo la nueva ley de seguridad nacional por supuesto robo de secretos comerciales del sector.
Perspectivas inmediatas: mirando hacia enero
A pesar de la turbulencia judicial, la acción de TSMC se muestra resiliente. Cotizando alrededor de los 263 EUR, se mantiene cerca de sus máximos anuales. La atención de los inversores se centra ahora en la segunda quincena de enero de 2026, cuando la compañía publicará sus resultados trimestrales completos. Ese anuncio incluirá detalles cruciales sobre sus planes de inversión (Capex) para el próximo ejercicio, que los analistas estiman en aproximadamente 47.000 millones de dólares.
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