La cotización de Petrobras enfrenta una presión significativa en los mercados. Este martes, las acciones de la petrolera estatal brasileña cayeron un 3,2%, situándose en 11,80 dólares estadounidenses. Este movimiento bajista refleja la compleja coyuntura que atraviesa la empresa, atrapada entre un conflicto laboral de escala nacional y el avance de su estrategia de diversificación energética.
Un conflicto salarial que escala
La raíz de la incertidumbre actual se encuentra en las fallidas negociaciones con los trabajadores. El sindicato FUP convocó el lunes una huelga indefinida tras rechazar la oferta de la compañía, que proponía un incremento salarial del 5,66%. La contraparte exige un alza del 9,8% para compensar la pérdida de poder adquisitivo acumulada en años anteriores.
Según reportes del sindicato, la paralización afecta ya a 24 plataformas petroleras y ocho refinerías. Frente a esto, la postura oficial de Petrobras ha sido de relativa calma, asegurando que la producción no se ha visto comprometida hasta el momento y que se han activado los protocolos de contingencia para garantizar el suministro. No obstante, los inversores observan con recelo; una prolongación del paro durante las festividades de diciembre podría traducirse en mermas productivas con impacto directo en los resultados del mes.
Una jugada estratégica hacia la energía solar
En un contrapunto notable, la empresa anunció el mismo martes un movimiento clave en su transición energética. Petrobras adquirirá una participación del 49,99% en las filiales brasileñas de la firma Lightsource bp. Este acuerdo le da acceso a una cartera de proyectos solares de aproximadamente 1,5 gigavatios, que incluye el parque fotovoltaico Milagres, operativo y con una capacidad de 212 megavatios en el estado de Ceará.
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Desde el punto de vista financiero, la operación no tendrá un peso material en el balance del grupo. Sin embargo, su valor es fundamentalmente estratégico, alineándose con el plan de negocio 2025-2029 presentado en noviembre. Dicho plan contempla inversiones por 111.000 millones de dólares, de los cuales 16.300 millones están destinados específicamente a proyectos con bajas emisiones de carbono.
El difícil equilibrio de una petrolera en transición
La situación actual pone de manifiesto el delicado acto de equilibrio que debe realizar Petrobras. Por un lado, la compañía necesita mantener la rentabilidad de su negocio central —la exploración y producción de petróleo— y gestionar la relación con una plantilla descontenta. Por otro, debe ejecutar una transformación profunda hacia energías más limpias, un proceso que consume ingentes cantidades de capital y genera interrogantes sobre el futuro flujo de dividendos para los accionistas.
Con su cotización en el extremo inferior del rango de negociación reciente, la atención del mercado está puesta en la resolución del conflicto laboral. Los analistas probablemente ajustarán sus valoraciones una vez que se concrete un acuerdo salarial.
Los próximos días serán cruciales para determinar si la empresa logra desescalar la huelga rápidamente. Además, a finales de diciembre se avecina la fecha ex-dividendo, un hito de liquidez siempre relevante para los tenedores de las acciones.
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