El panorama para Kraft Heinz se complica por momentos. La compañía, que ya arrastraba serios problemas operativos y de confianza en los mercados, se enfrenta ahora a un desafío legal sin precedentes que podría redefinir el sector. La ciudad de San Francisco ha presentado una demanda que equipara las prácticas de marketing de ciertos alimentos con las de la industria tabacalera. Para los inversores, se suma una capa más de incertidumbre en un momento ya de por sí delicado.
Una demanda histórica con ecos del pasado
Este martes, la oficina del fiscal de la ciudad de San Francisco, David Chiu, interpuso una demanda judicial contra Kraft Heinz y otras firmas del sector. La acusación es grave: promocionar de manera consciente productos altamente procesados, calificados como "adictivos y perjudiciales" para la salud. La comparación con la estrategia histórica de las compañías de tabaco es explícita y pretende sentar un precedente.
La demanda alega que la empresa empleó tácticas dirigidas a crear dependencia en los consumidores hacia alimentos vinculados a enfermedades crónicas. San Francisco busca una compensación por los costes generados en su sistema de salud pública. Más allá de la posible indemnización, el verdadero riesgo para Kraft Heinz reside en el daño reputacional y en la apertura de un frente legal prolongado y costoso.
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El negocio central también flaquea
Mientras se libra esta batalla judicial, los fundamentales del negocio no ofrecen consuelo. La acción ha perdido más del 28% de su valor desde enero, una caída que refleja la profunda preocupación de Wall Street. Gigantes de la inversión como JPMorgan, Goldman Sachs y Piper Sandler han recortado sus objetivos de precio para el título en las últimas semanas.
El motivo es claro: en un contexto de inflación persistente, los compradores están migrando hacia las marcas blancas de los supermercados, que ofrecen precios más bajos. Kraft Heinz ha visto cómo su capacidad para subir precios sin perder cuota de mercado se esfuma, lo que le impide generar un crecimiento orgánico sólido. Esta realidad ha llevado a la mayoría de los analistas a recomendar mantener o incluso reducir la posición.
La tentación de una elevada rentabilidad por dividendo
Con una caída tan pronunciada, el rendimiento por dividendo se sitúa ahora en torno al 6,3%. Sin embargo, los expertos advierten de que esto podría ser una clásica "trampa de valor". El alto rendimiento no es consecuencia de un aumento de los pagos, sino del hundimiento del precio de la acción, que cotiza muy cerca de su mínimo anual.
La pregunta que planea sobre los inversores es si la escisión del grupo en dos unidades, anunciada para septiembre de 2025, logrará cambiar el rumbo. De momento, Kraft Heinz navega en aguas turbulentas. La combinación de ventas a la baja, la erosión de la confianza de los analistas y una demanda judicial potencialmente histórica conforman una tormenta perfecta. En este escenario, la prudencia se antoja la estrategia más sensata.
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