La cotización de Intel cerró la semana con un notable retroceso, lastrada por la creciente preocupación de los inversores ante los riesgos geopolíticos que rodean a la compañía. Mientras la firma intenta acelerar su expansión en el campo de la inteligencia artificial, los obstáculos políticos y regulatorios emergen como una seria amenaza para su estrategia y su acceso a fondos gubernamentales cruciales.

Un posible acuerdo de compra en el horizonte de la IA
En un intento por cambiar la narrativa y recortar su desventaja frente a gigantes como Nvidia en el mercado empresarial, Intel estaría preparando un movimiento estratégico. Según informaciones del sector, la compañía mantiene negociaciones avanzadas para la adquisición de la startup SambaNova Systems, especializada en chips de IA.
Los detalles clave del posible acuerdo son:
- Valoración: La operación se estima en aproximadamente 1.600 millones de dólares.
- Plazo: Las partes podrían llegar a un entendimiento el próximo mes.
- Atractivo estratégico: La compra otorgaría a Intel acceso a soluciones integrales de hardware y software para IA generativa.
No obstante, este movimiento no está exento de complejidad. Los analistas señalan un potencial conflicto de intereses, dado que el CEO de Intel, Lip-Bu Tan, ejerce simultáneamente como Presidente Ejecutivo de SambaNova Systems, un hecho que sin duda someterá la transacción a un escrutinio adicional.
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Las dudas sobre seguridad nacional provocan ventas
El verdadero detonante de la presión vendedora del viernes, que llevó a las acciones a una caída superior al 4,5%, fue de naturaleza política. Reportes indican que Intel ha estado probando equipos de fabricación suministrados por ACM Research. Aunque ACM tiene su sede en Estados Unidos, opera filiales en China que están sujetas a sanciones comerciales. Las herramientas evaluadas estaban destinadas al avanzado proceso de fabricación 14A de Intel, cuyo lanzamiento está previsto para 2027.
Este hecho tiene implicaciones directas y graves para las finanzas de la empresa. Intel es beneficiaria de una subvención federal de 8.900 millones de dólares, concedida precisamente para robustecer la producción nacional de semiconductores. Cualquier vínculo, aunque sea indirecto, con entidades chinas sancionadas genera un riesgo doble: no solo atrae la atención de los reguladores, sino que podría poner en peligro esos subsidios, vitales para sus planes de inversión.
El escepticismo analítico persiste
El panorama se complica aún más con nuevos frentes legales. Esta misma semana, se presentaron demandas judiciales contra Intel y otros fabricantes de chips, acusándolos de no haber cumplido debidamente con los controles de exportación, luego de que sus componentes fueran hallados en sistemas de armamento rusos.
A pesar de que el valor ha registrado una impresionante revalorización desde enero, superando el 60%, la comunidad inversora mantiene una actitud cautelosa. La corrección desde su máximo anual de 37,52 euros hasta el cierre actual de 32,12 euros refleja la fragilidad de su recuperación.
El consenso analítico es prudente. Citigroup reiteró su recomendación de "Venta" con un precio objetivo de 29 dólares, citando las persistentes incertidumbres. Por su parte, Barclays mantiene una postura neutral con una calificación de "Mantener" y un objetivo de 35 dólares. La combinación de desafíos regulatorios, dependencias geopolíticas y una carrera tecnológica feroz sigue nublando el horizonte inmediato del histórico fabricante de chips.
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