La farmacéutica Eli Lilly acumula hitos positivos en su negocio, pero su cotización en bolsa parece haberse desenganchado de esta realidad. En los últimos días, las acciones han experimentado una corrección significativa, planteando una pregunta clave para los inversores: ¿por qué cae el valor cuando las noticias fundamentales son tan alentadoras?
Un desplome técnico tras fuertes ganancias
El gráfico semanal muestra un descenso del 6,25% para el título de Lilly, que cerró la última sesión en 866,10 euros. Este movimiento a la baja contrasta con el sólido desempeño operativo reportado recientemente. Los analistas apuntan a una toma de beneficios por parte de los inversores tras una larga racha alcista, un fenómeno común en los mercados. Un indicador técnico clave, el Índice de Fuerza Relativa (RSI), ha caído hasta 28,5, entrando en territorio de sobreventa, lo que sugiere que la presión vendedora podría estar agotándose a corto plazo.
Cabe destacar que importantes firmas de análisis, como BMO Capital, han reiterado su recomendación de compra ("Outperform") para la acción, respaldando la solidez del caso de inversión a largo plazo.
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Dos pilares fundamentales para el crecimiento futuro
Recientemente, la compañía ha recibido un importante respaldo regulatorio. El 3 de diciembre, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) otorgó la aprobación completa a su fármaco oncológico Jaypirca. Esta decisión amplía su uso al tratamiento de pacientes con leucemia linfática crónica (CLL) que ya han recibido terapias previas, transformando una autorización acelerada previa en una regular y expandiendo considerablemente el mercado potencial del medicamento.
Paralelamente, Eli Lilly está reforzando su músculo investigador con una alianza estratégica. Ha establecido una colaboración de cinco años con la Universidad de Indiana, con una inversión que podría alcanzar los 40 millones de dólares. El objetivo de esta asociación es agilizar los ensayos clínicos mediante la aplicación de inteligencia artificial, centrándose en el desarrollo de nuevas terapias para enfermedades crónicas y el Alzheimer.
El motor actual y el próximo catalizador
El impulso financiero reciente de la empresa ha sido espectacular, con un crecimiento del 54% en los ingresos del último trimestre. Este salto está directamente impulsado por el éxito comercial de sus medicamentos para la diabetes y la obesidad, Mounjaro y Zepbound, que se han convertido en auténticos blockbusters.
Sin embargo, la mirada del mercado ya se dirige al próximo gran catalizador en el horizonte. Se espera que, antes de que finalice el año, Eli Lilly presente ante las autoridades reguladoras globales su nuevo candidato: el principio activo oral Orforglipron, un agonista del GLP-1. Una aprobación exitosa en el lucrativo mercado de la obesidad podría desencadenar una nueva ola de optimismo y crecimiento, ofreciendo un fundamento sólido para poner fin a la fase de corrección actual y retomar la senda alcista.
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