La farmacéutica estadounidense Eli Lilly ha lanzado un movimiento audaz que redefine la competencia en el sector de los medicamentos para adelgazar. La compañía ha implementado una reducción significativa en el coste para el paciente de su fármaco estrella, Zepbound. A partir de ahora, los consumidores que paguen de su bolsillo podrán acceder al tratamiento por 299 dólares mensuales, una maniobra que presiona directamente a su principal rival, Novo Nordisk, y que pone en la balanza sus propios márgenes de beneficio.
Una estrategia con múltiples frentes
Este recorte de precios no es un hecho aislado, sino una jugada calculada en un contexto de alta tensión competitiva y política. A través de su plataforma directa, LillyDirect, la dosis inicial de 2,5 mg de Zepbound (cuyo principio activo es la tirzepatida) pasa de 349 a 299 dólares. Asimismo, la presentación de 5 mg verá su precio reducido a 399 dólares, lo que supone un descenso de aproximadamente un 20%.
El objetivo es doble: consolidar su posición en el segmento de pacientes privados antes de una posible ampliación de la cobertura de Medicare en los próximos años y responder a las recientes ajustes de precios de los productos de Novo Nordisk, Wegovy y Ozempic. La batalla por una cuota del mercado global de la obesidad, que algunos analistas proyectan que alcanzará los 100.000 millones de dólares para 2030, se recrudece.
El factor político: los acuerdos "TrumpRx"
El momento de este anuncio está cargado de significado. La administración del expresidente Trump ha ejercido una presión constante sobre la industria farmacéutica en las últimas semanas. Los denominados acuerdos "TrumpRx" proponen recortes drásticos en los precios de los medicamentos para la pérdida de peso a cambio de evitar la imposición de nuevos aranceles o regulaciones más estrictas.
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Desde la Casa Blanca ya se ha comunicado que se han pactado descuentos de hasta el 71% para beneficiarios de Medicare con vigencia hasta 2027. La decisión de Lilly sobre los precios para autopagadores puede interpretarse como un gesto preventivo dentro de este escenario, al tiempo que fuerza la mano a la competencia.
La calma de los analistas frente a la volatilidad bursátil
La reacción inicial en los mercados fue de cautela, con un ligero retroceso en la cotización de la acción ante las dudas sobre el impacto en la rentabilidad. No obstante, la visión entre las firmas de inversión mayoritariamente mantiene el optimismo.
- BMO Capital ha reafirmado su recomendación de "Outperform" (sobreperforma) con un precio objetivo de 1.100 dólares. Su tesis se basa en que el aumento esperado en el volumen de ventas, gracias a una mayor accesibilidad, compensaría con creces la reducción en el precio unitario.
- Bernstein mantiene una perspectiva alcista, estableciendo un objetivo de 1.300 dólares, respaldado por la sólida cartera de productos en desarrollo más allá del debate actual sobre precios.
La acción de Eli Lilly continúa cotizando cerca de su máximo histórico de 1.111,99 dólares, registrado a finales de noviembre. Cabe recordar que el 21 de noviembre, la compañía hizo historia al convertirse en la primera empresa del sector sanitario en superar una capitalización bursátil de un billón de dólares.
El futuro: más allá de los precios
El foco del mercado pronto podría desplazarse de la guerra de precios a los avances clínicos. Los próximos catalizadores importantes para la cotización podrían llegar con los resultados del estudio de fase 3 TRIUMPH-4, que evalúa la eficacia de retatrutide, un agonista "triple-G" para el tratamiento de la obesidad y la osteoartritis de rodilla.
Desde un punto de vista técnico, la acción se encuentra en una fase de consolidación. El nivel psicológico de los 1.000 dólares se perfila como un soporte clave para mantener intacta la tendencia alcista. La verdadera magnitud del impacto de los recortes de precios en los márgenes de la empresa se verá con claridad cuando se publique el informe de resultados del cuarto trimestre de 2025.
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