Ante las crecientes barreras comerciales impuestas por China, Nvidia ha decidido contraatacar con una serie de movimientos estratégicos de gran envergadura. La compañía, líder en chips de inteligencia artificial, está desplegando una ofensiva que incluye una alianza histórica con su tradicional competidor Intel, una importante operación de captación de talento y un sustancial contrato en la nube. La pregunta que se plantean los inversores es si estas medidas bastarán para neutralizar el impacto de las prohibiciones asiáticas.

Una asociación estratégica sin precedentes
El jueves se anunció uno de los acuerdos más significativos de los últimos tiempos en el sector tecnológico: Nvidia invertirá 5.000 millones de dólares en acciones de Intel, formalizando una colaboración que hubiera sido impensable hace apenas unos años. Según los términos del pacto, Intel desarrollará CPUs x86 personalizadas para la infraestructura de IA de Nvidia, mientras que esta última integrará sus chips GPU RTX en los procesadores para PC de Intel.
Este giro radical en las relaciones entre ambos gigantes marca un punto de inflexión en la industria de los semiconductores. Para Intel, que ha enfrentado varios años de dificultades, representa una oportunidad crucial de reactivación. Nvidia, por su parte, consigue diversificar su cadena de suministro y acceder a nuevos segmentos de mercado.
Refuerzo de capacidades y expansión en la nube
En paralelo a esta alianza, Nvidia ha realizado una operación de "acquihire" por valor de más de 900 millones de dólares para incorporar al personal clave y la tecnología de Enfabrica, una startup especializada en inteligencia artificial. Este movimiento le permite captar expertos en tecnología de redes, esenciales para la construcción de supercomputadores de IA al posibilitar la interconexión eficiente de clusters de GPUs.
¿Deberían los inversores vender inmediatamente? ¿O vale la pena comprar Nvidia?
Como tercer pilar de su estrategia, la firma ha suscrito un contrato con CoreWeave por 6.300 millones de dólares que se extiende hasta 2032. Este acuerdo garantiza a Nvidia el acceso a capacidades de computación en la nube, recursos cada vez más críticos para sus operaciones.
El desafío del mercado chino
Estas iniciativas contrastan con el complicado escenario que enfrenta la compañía en China. Informaciones recientes indican que el gobierno de Pekín ha prohibido completamente a gigantes tecnológicos locales como ByteDance y Alibaba la compra de chips de Nvidia, incluyendo incluso los modelos específicamente adaptados para el mercado chino como el RTX Pro 6000D.
El impacto financiero es considerable: durante el año fiscal 2025, China representaba aproximadamente el 13% de los ingresos totales de Nvidia. La empresa ya ha comenzado a ajustar sus previsiones, indicando que no planea realizar entregas de chips H20 en el país durante el próximo trimestre.
Próximos pasos: la conferencia GTC como termómetro
La asociación con Intel aún está sujeta a la aprobación regulatoria de las autoridades competentes, mientras que la situación con China continúa representando un factor de incertidumbre. La atención de los inversores se centrará ahora en la conferencia GTC del próximo octubre, donde Nvidia podría ofrecer más detalles sobre el avance de su estrategia de diversificación tanto geográfica como tecnológica.
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