El panorama de los semiconductores para inteligencia artificial acaba de experimentar un terremoto financiero de magnitudes históricas. Advanced Micro Devices (AMD) ha anunciado una alianza estratégica con OpenAI, la compañía creadora de ChatGPT, que inmediatamente desencadenó un rally bursátil sin precedentes en Wall Street.
Un acuerdo que redefine la competencia en chips de IA
Los detalles del contrato revelan una asociación de largo alcance que supera con creces una simple transacción comercial. OpenAI se ha comprometido a utilizar chips gráficos de AMD por un valor que alcanza las decenas de miles de millones de dólares distribuidos en varios años. La capacidad de procesamiento comprometida asciende a 6 gigavatios de potencia GPU, comenzando con el suministro de 1 gigavatio de las GPUs AMD Instinct MI450 Series durante la segunda mitad de 2026.
La profundidad de esta colaboración se manifiesta en un componente financiero estratégico: AMD ha concedido a OpenAI warrants sobre aproximadamente 160 millones de acciones ordinarias, equivalentes a casi el 10% de la compañía. Estos instrumentos financieros se irán liberando progresivamente conforme se cumplan hitos específicos relacionados con las entregas de hardware y la evolución del precio de las acciones.
Euforia en los mercados financieros
La reacción de los inversores fue inmediata y contundente. Las acciones de AMD experimentaron una subida espectacular del 24% en una sola sesión bursátil, liderando así el comportamiento del índice S&P 500. En el trading previo a la apertura oficial, los títulos incluso llegaron a apreciarse hasta un 27%. Este impulso individual contribuyó significativamente a que tanto el S&P 500 como el Nasdaq alcanzaran nuevos máximos históricos.
Cambio en el equilibrio de poder
Durante años, Nvidia había disfrutado de una posición casi hegemónica en el lucrativo mercado de chips para inteligencia artificial. Sin embargo, este movimiento estratégico de AMD con OpenAI representa un punto de inflexión en la dinámica competitiva del sector. Mientras las acciones de AMD se disparaban, los títulos de Nvidia registraban pérdidas considerables durante la misma sesión.
Este contrato de proporciones colosales no solo valida la estrategia de AMD en el campo de la inteligencia artificial, sino que posiciona definitivamente a la compañía como un competidor de peso en la batalla tecnológica que definirá el futuro de la IA. La industria observa con atención cómo se reconfigura el tablero de juego en uno de los mercados más dinámicos y estratégicos de la actualidad.
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