La cotización de AMD se enfrenta a una presión significativa tras la revisión a la baja de su calificación por parte de Seaport Global. El cambio de perspectiva de los analistas, que retiraron su recomendación de 'compra' para situarla en 'neutral', ha generado incertidumbre entre los inversores. Lo más preocupante es que la firma no estableció un objetivo de precio concreto, dejando abierta la pregunta sobre cuánto más podría caer el valor.

Este escepticismo analítico llega en un momento crucial para la compañía, atrapada entre dos realidades contrapuestas. Por un lado, el sector de los chips para inteligencia artificial vive un boom sin precedentes. Por el otro, sus negocios tradicionales de PCs y gaming muestran una clara desaceleración, creando una situación que deja perplejos a muchos accionistas.
Resultados financieros: una imagen mixta
Las últimas cifras trimestrales de AMD reflejan a la perfección esta dicotomía. La empresa reportó unos ingresos récord de 7.690 millones de dólares, lo que supone un incremento interanual del 31,7%. Sin embargo, esta cifra de facturación escondía un dato preocupante: el beneficio ajustado por acción se desplomó más de un 30%, hasta los 0,48 dólares, por debajo de las expectativas del mercado.
¿Deberían los inversores vender inmediatamente? ¿O vale la pena comprar AMD?
El análisis por segmentos revela un dato aún más alarmante. El negocio de centros de datos, estratégico para su futuro, experimentó una desaceleración dramática. Tras crecer un robusto 57% en el primer trimestre, su expansión se ralentizó hasta un mero 14% en el segundo trimestre.
Las restricciones comerciales lastran el crecimiento
Esta brusca frenada en el segmento de centros de datos no es casual. Las restricciones a la exportación de tecnología avanzada están ejerciendo una presión adicional sobre AMD, impactando sus márgenes de beneficio con más fuerza de lo anticipado. Para una empresa que busca posicionarse como un especialista en IA, estos obstáculos geopolíticos representan un contratiempo significativo.
Todo esto sitúa su próximo informe trimestral bajo una lupa de enorme intensidad. La comunidad inversora espera ansiosa novedades sobre los envíos de sus nuevos productos de IA y, sobre todo, una actualización de sus previsiones financieras. La compañía ha proyectado unos ingresos para el tercer trimestre de aproximadamente 8.700 millones de dólares, lo que implicaría un crecimiento del 27,58% interanual. Cabe destacar que esta previsión aún no incorpora los posibles ingresos derivados de las recientes autorizaciones para la exportación de su chip de IA MI308.
La pregunta que flota en el aire es si AMD podrá cumplir con sus promesas y capitalizar la revolución de la inteligencia artificial, o si se consolidará como una empresa en transición que no logra mantener el ritmo de sus ambiciosos objetivos.
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